Por Yair Ademar Domínguez | Columna
Los oligarcas de este país, atrincherados en las siglas y colores de PAN, PRI y PRD, están empeñados en regresar por sus fueros. Se acostumbraron al poder, a hacer de este país lo que se les venía en gana, a venderlo, a negociar, a lucrar con las necesidades de la gente. Hoy salen a las calles, se ponen el disfraz de demócratas y cargan pancartas en contra del “mal gobierno”, ese gobierno que hoy está con la gente que ellos abandonaron.
Es impresionante ver cómo creen que el pueblo no tiene memoria. Se avientan discursos incendiarios, se disfrazan de indígenas —de estos hombres y mujeres, la esencia de nuestro pueblo que nunca voltearon a ver— y se plantan en las plazas públicas para gritar que ahora sí se convertirán en demócratas, en defensores de nuestra gente. Pura falacia, puro discurso hueco, patadas de ahogados, estrategias de desesperación, fuera de tiempo, lejos de la historia auténtica de nuestro país.
La estrategia social del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador —resumida en la frase “por el bien de todos, primero los pobres”—, ha demostrado, a lo largo de cinco años, su eficacia, así como su excepcional funcionamiento. Es el “Humanismo mexicano”, como bien lo describió el pasado 1 de septiembre en su 5º informe de gobierno el jefe de las instituciones del país, el pasado 1 de septiembre. Sí, el gobierno de la 4T ha puesto en la cúspide de la pirámide, como lo hemos anotado constantemente, a los pobres, a los hombres y mujeres, a los niños y jóvenes de nuestro México que han tenido siempre menos oportunidades y han sido relegados.
¿Qué intentan hacer los oligarcas del PRIAN? Disfrazaron a una mujer de indígena y la han inflado, para que abandere las causas que siempre olvidaron. Ellos, señores feudales de horca y cuchillo, se quieren disfrazar de demócratas, abrazar las causas del pueblo, mostrarse sensibles a las necesidades de la gente, mientras cargan en sus abultadas cuentas bancarias, el producto del saqueo que por muchos años hicieron en este país.
Nuestro pueblo tiene memoria, sabe premiar y castigar, pero sobre todo, se ha vuelto “avispado” como bien lo ha señalado el presidente, no se deja engañar por estos lobos disfrazados de ovejas mansas y nobles.
“Es falso que, si les va bien a los de arriba, necesariamente les irá bien a los de abajo. Nuestro modelo o proyecto alternativo se sustenta precisamente en lo opuesto, en atender primero a la base de la pirámide social, y es lo que está generando mejores ingresos en las familias, bienestar y la felicidad de la mayoría del pueblo de México; pero también es lo que nos está permitiendo garantizar condiciones básicas e indispensables para el fomento a la inversión nacional y a la inversión extranjera, para el crecimiento económico, la creación de empleos y, lo más valioso, la gobernabilidad y mantener la paz social”, dijo el jefe de las instituciones en su informe.
Luego de enlistar los logros históricos de su mandato, dejó en claro que siempre ha querido que les vaya bien a todos, lo mismo a los del norte, que los del centro o sur del país. “En el tiempo que nos falta para terminar nuestro mandato seguiremos con la misma estrategia: atendiendo a todas, a todos, respetando a todas, a todos, pero dándoles preferencia a los más pobres y a los más necesitados, porque se debe de internalizar bien lo que significa nuestro lema, el principio de que, por el bien de todos, por el bien de todos, primero los pobres.
Seguiremos caminando, seguiremos caminando hacia los sublimes ideales de la democracia, la democracia verdadera, la justicia, la igualdad, la libertad, la fraternidad y la soberanía”.
El presidente Andrés Manuel López Obrador fue muy claro: “Nada de corrupción, nada de extravagancias, nada, cero autoritarismo; nada de clasismo, nada de racismo, nada de discriminación. Democracia, sí; oligarquía, no. Honestidad, sí; corrupción, no. Justicia y fraternidad, sí; pobreza y desigualdad, no”. En sus palabras se resume la esencia de este movimiento de transformación que seguirá cambiando el rostro del país. No hay duda.
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