Por: Arantxa Arcos
Sobre la avenida Ignacio Allende, en el puerto de Veracruz, existe una gran estructura que por años estuvo habitada por indigentes, basura y hasta última morada para aquellas personas que decidieron terminar con su vida a través de un suicidio.
Tablas y algunos alambres improvisaron su acceso, pero el camino a su interior se conseguía sin ser vigilado por alguna autoridad, solo vecinos que en más de una ocasión denunciado a medios locales que era la “morada de malvivientes”.
Al adentrarse, la tensión de sufrimiento se respira en cada paso recorrido dentro del ex penal de Allende. Caminar hacia sus celdas abandonadas era como bajar al infierno en un túnel sin iluminación y repleto de óxido.
No existía imagen alguna de felicidad, lo más cercano al amor reposaba en un portarretrato viejo, con manchas del olvido por sus familiares de una menor no mayor a los cuatro años o parte del escenario que ocuparon para filmar videoclips o una película.
La capilla aledaña a la torre mayor de vigilancia muestra en letras negras la mentalidad de arrepentimiento en todo aquel que transitó por sus pasillos: “Escogería antes la puerta de la casa de mi Dios que habitar en la morada de la maldad”.
¿Por qué cerraron el ex Penal de Allende en Veracruz?
Cuando tenía seis años de permanecer cerrado, sus paredes lucían repletas de humedad, pinturas con letras en otro idioma, un espacio perfecto para los indigentes a diferencia de su plan inicial, las nuevas oficinas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Veracruz.
Hace más de cien años recluyó a cientos de presos, pero en la última década, sólo fue ocupado como locación para grabar a la cantante Gloria Trevi y el productor estadounidense, Mel Gibson.
Una gran sala aparentaba que en años atrás sirvió de comedor, los pisos estaban repletos de basura ocasionada por los árboles que se retuercen entre las paredes verdosas.
Al fondo, la reja prestaría imagen a actores imitando ser custodios, testigos de cómo mojan salvajemente a tres mujeres, supuestas procesadas con Gloria Trevi.
La oscuridad se compagina en la siguiente sección, donde pasó toda la producción que también filmó “Atrapen al gringo”, protagonizada por Mel Gibson y dirigida por Adrian Grunberg.
El patio con algunos dibujos de muerte y letras en portugués albergó a 960 internos, quienes fueron desalojados a principios de enero del 2010.
El edificio construido en 1902 e inaugurado en 1908 por el entonces presidente de la República, Porfirio Díaz Mori, se encuentra en el abandono y en lucha por diversos sectores para reabrirlo como un centro penitenciario, un museo u otra función similar del ámbito cultural.
¿Cómo estaba el ex Penal de Allende?
El primer filtro de visita familiar exige credencial de elector u otra identificación oficial, siempre y cuando no porten vestimenta negra o blanca, al menos, aun así lo exhibe la parte superior de la pared.
Algunas licencias de conducir y tarjetas bancarias se mezclan entre las fichas que permiten el acceso a familiares de reclusos. La basura, excremento de roedores y hojas de árboles las protegen celosamente.
Los primeros pasillos que recibieron a mujeres y hombres dirigen a celdas con camas de concreto y espacios compartidos entre diez o más personas. Su exterior construye albercas edificadas con las fugas de agua potable no atendidas por el Sistema de Agua y Saneamiento (SAS), actualmente convertido en el Grupo MAS.
Las instalaciones pretendieron ser entregadas completamente al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Veracruz, situación que informaron autoridades durante el sexenio en turno que encabezaba Fidel Herrera Beltrán y a la fecha, septiembre del 2022, se cambió para ser una Unidad de Artes bajo la colaboración de la Universidad Veracruzana y el ayuntamiento porteño.
El resguardo legal de éste espacio está a cargo del ayuntamiento de Veracruz, presentado en enero del 2015, durante la administración del priista Ramón Poo Gil. La autoridad encargada de su cuidado y vigilancia permitió por años el acceso a indigentes, quienes duermen en su parte descuidada de la calle Francisco Canal.
¿Qué pasó con los presos que estaban en el ex Penal de Allende?
Entre su plan de desaparición existió un proyecto pactado por Gobierno del Estado, pues en abril de 2009, adjudicó de manera directa a la empresa Infraestructura Técnica S. A. de C. V. el plan y la construcción de un penitenciario en el municipio de Medellin, un recinto que adoptaría las funciones del ex penal de Allende.
En su primera etapa, el nuevo centro de readaptación social sería edificado por 500 millones de pesos, con un plazo de ejecución de año y medio.
Para inicios del 2010, familiares de las personas recluidas en el centro penitenciario comenzaron a exhibir molestia por el cambio que habría, pues pasarían de estar en una celda en el puerto de Veracruz a otro penal en Cosamaloapan, Papantla, Tuxpan, San Andrés, entre otros.
Mientras aquellos reclusos que eran procesados por delitos federales, los transfirieron al penal de Máxima Seguridad de Puente Grande, en Jalisco.
En septiembre de 2012, Gobierno del Estado firmó un convenio modificatorio, donde el costo de la construcción se elevaba a 853 millones 899 mil 312 pesos.
De acuerdo con un reportaje reproducido en el programa “Punto de Partida”, los contratos describen que la empresa recibió 179 millones de pesos, del resto de los recursos se desconoce su paradero.
El proyecto de construcción de un penal en el municipio de Medellin, el más cercano a la zona costera del puerto de Veracruz, continúa estancado y considerado como un “elefante blanco”.