Por Yair Ademar Domínguez
Lo vimos este sábado en el Zócalo de la Ciudad de México, a reventar con más de medio millón de mexicanos juntos, pero lo vemos también en las plazas públicas de todo el país, en las calles, en las reuniones de café, entre los usuarios del transporte público. Nos lo dicen los taxistas, pero también los hombres y las mujeres del campo después de la faena, mientras comparten el itacate o al atardecer desde los patios de sus casas.
Es la fuerza de la gente, del pueblo, de los ciudadanos, de los mexicanos libres y conscientes que se saben protagonistas de un movimiento que vino a reivindicar sus derechos, a ponerlos por encima de los intereses de grupos de poder, de quienes se sintieron dueños de nuestro país por siempre. Sí, es la 4T, la Cuarta Transformación, el movimiento político que inició el presidente Andrés Manuel López Obrador pero es algo que va más allá, es un parteaguas en la historia de nuestro país. Aquí no hay borregos, no hay acarreados, no hay ciudadanos de torta y refresco sino personas libres, que tomaron el destino con las dos manos.
Eso es lo que pude ver en la mirada de esos hombres y mujeres que se movilizaron de todo el territorio nacional, en camiones, en autos, en motocicletas, en caravanas a pie, en silla de ruedas, en taxis, en metro, en transporte público. ¿Qué es lo que los mueve, qué es lo que les ha permitido ponerse en marcha, caminar en la construcción de su destino? Sí, es la esperanza, como lo hemos señalado en otras entregas, pero es esa esperanza con rumbo, en donde se sabe a dónde se va y se exige un compromiso para construir juntos el futuro.
“Nada de zigzaguear, sigamos anclados en nuestros principios, reafirmemos la decisión y el rumbo que hemos tomado desde que inició el gobierno. No a medias tintas, no aceptaremos nunca que en México se imponga una minoría a costa de la humillación y el empobrecimiento de las mayorías”, dijo firme y contundente el presidente Andrés Manuel López Obrador ante los mexicanos congregados en el Zócalo el pasado sábado. Por cierto, ahí, una gran cantidad de veracruzanos congregados por el gobernador Cuitláhuac García Jiménez.
Y ahí, convencido de que está sentando las bases para una larga transformación en nuestro país, el mandatario mexicano dijo que seguirá contando con el apoyo del pueblo “para consolidar la primera etapa en la transformación de nuestro país”.
“También estoy convencido que cualquiera de los aspirantes que resulte triunfador en la encuesta para elegir al candidato de nuestro movimiento aplicará la misma política en favor del pueblo y en favor de la nación. Está asegurada la continuidad con cambio. No hay nada que temer”.
“Eso sí, tenemos que mantenernos unidos, mirando siempre hacia el porvenir y la felicidad de nuestros semejantes, trabajando desde abajo y con la gente, y sin descuidar la estrategia que llamamos acertadamente la revolución de las conciencias para continuar avanzando en el cambio de mentalidad, para seguir politizando a nuestro pueblo y, de esa manera, con un pueblo cada vez más consciente, y en eso hemos avanzado mucho, México es de los países con menos analfabetismo político en el mundo”, destacó.
Y sí, además de acudir a la marcha, de escuchar las transmisiones de radio, de televisión, las reseñas de los periódicos, me acerqué a la gente, vi sus rostros, sus miradas. A pesar del clima, de las horas de caminata, del cansancio, la alegría se sentía en sus miradas, en sus sonrisas. Es la alegría que da, insisto, la esperanza, esa fuerza que nos lleva siempre a un mejor destino, a un mejor país, con mejores oportunidades para todos.
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